El hotel es pequeñito y las habitaciones no estan mal.
Nos tocó una en la buhardilla con una vistas geniales a la obra de Niemeyer y quitando que en ciertas zonas te das contra el techo, por lo demás genial.
Lo único con lo que no comulgo es con el hecho de que no hay recepción pasada cierta hora y es un engorro poder hacer check-in (entre llamadas, código, candados, llaves, etc).
El trato del personal fue excelente eso sí!!!