Pues merece la pena salirse de la autovía y pernoctar en este hotel. Las cosas como son. Aparte de éso, sirven un jamón buenísimo, un vino más que correcto y por la mañana un desayuno de manteca colorá con higadillos que sabía a gloria. Vistas al campo de enfrente con girasoles en flor. Un gustazo.