El lugar es la tranquilidad personificada. Ni un ruído, la clientela no es de jaleo, sino de gusto por la naturaleza y la parsimonia. Tuvimos precio especial porque el servicio no era permanente, pero igualmente estuvimos muy bien atendidos. Las mascotas allí son felices, con gran espacio para correr. Habitación comodísima. Por la noche puedes ver todas las estrellas del cielo y aún más, porque no hay tipo alguno de contaminación. Abstenerse "urbanitas" recalcitrantes.