LLegamos a las 10 de la noche y la pena fue perdernos la cena, ya que terminaba a esa hora. Nos recibieron muy amablemente y nos indicaron la habitación, la cual estaba acondicionada de manera agradable.
También nos aceptaron al perro sin problema alguno y allí tenían otro negro pequeñito.Lo pasaron muy bien jugando.
El desayuno estuvo bien también.
La casa es muy bonita y la zona es muy tranquila, algo apartada del centro.
Repetiríamos sin problema.