Hotel bonito con personal amable y un restaurante exquisito.
Como cliente regular del hotel (al menos una visita al año en los últimos 10 años), en esta ocasión la limpieza y mantenimiento de la habitación dejó que desear: el espejo estaba sucio de salpicadura, el agua en la tina salía amarilla y con tierra y la regadera estaba tapada en alrededor de la mitad de los orificios y, en los que salía agua, salía de forma irregular.
Espero que la administración no se duerma en sus laureles e implemente un plan urgente de mantenimiento en su plomería.