La vista es muy bonita, el cuarto tiene lo necesario y se siente acogedor. Cuenta con mosquitero por lo que se puede tener la puerta de la terraza abierta para disfrutar de la brisa sin preocuparse por los insectos, y también tiene aire acondicionado.
La playa es muy tranquila, y aunque baja mucho el nivel del agua durante el día, se puede estar sentado en el agua disfrutando. De igual forma, fue de las pocas playas que no tenían sargazo o increíblemente poco, para la cantidad que se podía observar a unos 300 metros por la orilla.
A dos edificios de distancia hay un restaurante muy agradable llamado Yaya.
Recomendamos este hotel para una estancia en Mahahual. Seguro volveremos.