El hotel se encuentra en plena naturaleza, rodeado de viñedos por lo que es perfecto para pasear y desconectar de la rutina. El curso de viticultura muy interesante y los vinos espectaculares. Os recomendamos comer allí y probar el gazpacho manchego y los entrantes que os ofrecen (todo es casero y muy buena calidad). Por la tarde ofrecen actividades en spa, nosotros probamos la vinoterapia y nos encantó.Gracias Maribel y Rosendo por vuestra atención y hacernos sentir como en casa, volveremos.