El hotel es antiguo pero limpio y las habitaciones son bastante cómodas.
El desayuno es bueno y variado.
El principal inconveniente es la distancia a Pamplona. No se entiende que durante las fiestas de San Fermín el hotel no ofrezca un servicio de traslado de ida y vuelta (sin paradas) a Pamplona, aunque sea de pago, cuando los taxis son claramente insuficientes y el autobús que pasa por delante del hotel no aparece porque hay huelga y, cuando aparece, tarda 30 minutos en hacer un trayecto que se hace en 10.