Aunque nos resulto un poco complicado encontrarlo hay que reconocer que el lugar es perfecto para descansar, desconectar y disfrutar de la naturaleza. El estudio en el que estuvimos era perfecto para ir con niños ya que nos permitió desayunar y cenar tranquilamente despues de pasar la jornada fuera. Los dueños son muy atentos y fueron muy detallosos con nosotros y sobre todo con los niños. A unos 800m hay un pequeño pueblo con supermercado, restaurante, pizzeria, farmacia,...El lugar es precioso, rodeado de viñedos y con vistas hacia un valle. La tranquilidad esta asegurada