Esta hacienda tiene una gran e interesante historia y está muy bien conservada. El staff es de lo más bonito de la estancia. Todos son amables y hacen todo para que uno esté a gusto y cómodo, esto sin contar con que hay mucho lugar por donde caminar, por donde sentarse y platicar fuera de la habitación. Su alberca es grande y la comida es muy rica; en semana santa el servicio a la habitación está abierto 24hrs (con efectivo) y la comida llega rápido.
Los únicos inconvenientes es que las habitaciones que no son de lujo no tienen aire acondicionado, lo cual es difícil de sobrellevar cuando hace mucho calor, ya que las ventanas son pequeñas y no hay cortinas.
Añadido a esto, a pesar de que los muros son suficientemente gruesos como para que no llegue a la habitación la señal de wifi, no son lo suficientes como para cancelar el ruido, por lo que se escucha casi todo lo que pasa dentro de las habitaciones.