El lugar es encantador. Ideal para desconectar y disfrutar de unas bonitas vistas y la tranquilidad del campo (los cencerros, un burro de alguna casa vecina y los pájaros era lo único que oíamos). El alojamiento lo lleva Javier, que nos recibió muy amablemente proporcionando toda la información y atención necesaria. Debido al Covid-19 únicamente nos vimos el día de la llegada, pero la comunicación fue fluida (via teléfono) y la accesibilidad en caso de necesidad inmejorable (viven en una casa a escasos metros de los apartamentos pero que no interfiere en absoluto en tu privacidad e independencia). El apartamento estaba desinfectado, súper limpio (todo parecía nuevo a estrenar) y no le faltaba detalle (gel hidroalcoholico, productos desinfectantes, dispensador de jabón de manos y de lavavajillas, gel y champú...). La terraza privada con vistas al monte es una maravilla (únicamente cambiaría el mobiliario, sillas de madera, y lo pondría como el del resto de apartamentos para que resultara más cómodo). Cama y almohadas muy cómodas. En general nos encantó.

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