El alojamiento se encuentra en una zona tranquila y preciosa. El estado de las instalaciones deja mucho que desear. Hacia frío en la habitación, tuvimos que solicitar dos veces que pusieran la calefacción. La limpieza estaba correcta, aunque había hormigas y arañas. La conexión a Internet era prácticamente imposible. El desayuno muy escaso y si te retrasas en ir al comedor apenas queda nada para comer, y no reponen porque dicen que se les ha terminado ( zumo, aceite...). Nada que objetar a los empleados del hotel, que hacen todo lo posible por solucionar los problemas a pesar de los escasos medios que disponen. Mención especial para DAVID, siempre pendiente y tratando de ofrecer siempre su ayuda.