El hotel nos gustó mucho, fuimos con nuestro perrito y hasta nos dejaron una cama y unos cuencos! Desayuno increíble, una piscina en el techo desde donde ver el atardecer! Algún problema con la limpieza. El verdadero punto fuerte fue Angie, la recepcionista que nos ayudó en todo, siempre con una sonrisa!