Todo perfecto, sin grandes lujos. Lo mejor la atención y predisposición de Juan, la persona al cargo del hotel. Nos acogió aún cuando llegamos a las 3 de la madrugada y por la mañana nos tenía preparado un buen desayuno fuera del horario habitual.
La habitación es sencilla pero no se echa de menos nada. Nosotros no necesitamos televisión. El colchón y las almohadas son cómodos.