Es un hotel de montaña magnífico. Habitaciones amplias y cómodas, sin lujos pero muy agradables. Buena ducha con agua muy abundante. La maravillosa terraza del hotel es un auténtico lujo, las vistas, el olor a Pirineo, el relax, ... Merece todo las piernas. Además el personal es muy amable y tiene un magnífico restaurante para cenar