Lo terrible fue ver al conserje sin mascarilla bucal salpicando su saliva sobre las llaves de habitación y los documentos que entregaba a clientes, cuando lo advertí el se molesto. Es insólito, por decir lo menos, no cumplir con el protocolo COVID-19, en donde en Chile es penado por la ley el no uso de mascarilla protectora. Y la pésima actitud del conserje, eso es imperdonable.