Reservé "a ciegas" pensando en que Barceló es marca de calidad en hoteles. Menuda decepción. El hotel tiene muchos claroscuros, hay zonas muy reformadas y nuevas pero otras que son de hace 40 años sin un mínimo de mantenimiento.
En mi habitación, aunque pudiese parecer que estaba limpia, encontré bastante polvo dentro del armario y en el baño y la pared pegada al mueble para dejar la maleta, llena de manchas y roces de otras maletas.
Muebles, puertas, rodapiés... de hace por lo menos 20 años y medianamente conservados.
Su teléfono de atención al cliente no funciona (da tono pero no contesta nadie) y en la recepción del hotel no sabían que tenían cargador para coche eléctrico.